La Educación Estética va encaminada a formar generaciones verdaderamente cultas, conocedoras y defensoras de sus raíces, de su identidad; a favorecer la apropiación de conocimientos y valores humanos; a participar activamente como promotores, creadores y espectadores en las expresiones culturales en su escuela o su comunidad; a formar ciudadanos creativos, reflexivos, aptos para interpretar los procesos sociales más generales para entender su lugar en ellos e insertarse en su dinámica de manera transformadora y a formar hombres y mujeres sensibles ante el hecho cultural, hacedores también de sus propias creaciones artísticas.

La Educación Estética debe verse como parte esencial de la metodología y pedagogía de la enseñanza que ayudará a convertir las escuelas en lugares interesantes y atractivos.