La Educación Superior cubana está llamada a hacer frente a grandes desafíos en un mundo que se transforma. Por ello, se requiere cada vez más, desarrollar la formación de los sujetos encargados de llevar adelante las transformaciones que demandan estos desafíos. De modo particular, la formación jurídica de sus estudiantes, constituye una necesidad insoslayable y a la vez una exigencia, que no puede ser desatendida, si se tiene en cuenta el rol que desempeñan estos sujetos en la sociedad y en su futuro desempeño profesional,  que debe basarse en las normas, principios y valores que informan el ordenamiento jurídico del Estado, en un marco de respeto al derecho, evitando se produzcan flagrantes violaciones a la legalidad, además de que apuntan a la calidad y excelencia del egresado de la Educación Superior. En esta asignatura se concibe la formación jurídica de los estudiantes, como un proceso sistémico y contextualizado, en el que se manifiestan relaciones esenciales, se articula a través de componentes didácticos y se estructura en dos etapas, la de formación jurídica básica y la de formación jurídica especializada, complementadas a través de la actualización jurídica sistemática.

La formación jurídica de nuestros estudiantes, como concreción de educación jurídica, debe nutrirse de la teoría trialista del mundo jurídico, la cual analiza el fenómeno jurídico desde su carácter tridimen­sional, en el plano normativo, en el plano axiológico y en el plano social, lo cual está en plena concordancia con la idea, de que el derecho no es norma y solo norma, es portador de determinados principios y valores, consagra­dos en la propia norma; aspira a formar valores en la so­ciedad desde la norma; tanto la norma como los valores que ella encierra y aspira a formar, tienen su asidero en la sociedad, a partir de la aceptación social. De la sociedad brota la norma, y los valores que en ella se expresan.